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Istvansch - Ilustrador, diseñador y escritor.

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Entrevista de Valeria Sorín para Cultura LIJ

Andruetto/Istvansch, de ojos abiertos

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Con motivo de la aparición de La durmiente, hablan con Cultura LIJ María Teresa Andruetto e Istvansch.

Entrevista de Valeria Sorín para la revista CulturaLIJ – N° 10 – Año 2 Marzo de 2011 – pp. 22 a 26. (Texto completo sin editar)


1) La durmiente tiene una propuesta interesante. Como marcaron Valeria Sardi y Cristina Blacke, es una reinterpretación del clásico de la bella durmiente, pasado por un pensamiento audaz y filtrado por las poéticas de ambos. ¿Cómo nació esta idea y cómo fue el trabajo juntos? Se nota que realmente ha habido creación conjunta y son muy pocos los libros álbum realizados a cuatro manos

MT: Casi todos los procesos y procedimientos de creación suceden o han sucedido para mí en capas, como impulsos o pátinas sobre una base, idea o relato primero, que se van superponiendo y a veces también haciendo sorpresivos desvíos sobre esa idea primera. Yo trato, en lo posible, de estar abierta a eso que sucede, trato de estar atenta, todo lo que puedo, para recibir lo nuevo que aparece. Como eso sucede muchas veces a lo largo de años, puede que olvide algunos pasos, momentos, pero –reconstruyendo- sé que primero, desde siempre, estuvo, como en todos nosotros, el cuento de La bella durmiente. En algún momento apareció la frase de José Antonio Martín, que desvió el cuento hacia lo social. Después llegó Istvan a casa a pasar unos días. Ya habíamos hecho otros proyectos juntos, hablamos de ese cuento que tenía entre manos, eso que estaba todavía en formación, en proceso de escritura, leímos juntos un borrador. Fue él quien pensó que podía convertirse en un libro ilustrado y con su entusiasmo proverbial avanzamos hacia la idea de un álbum. A partir de ahí el armó un boceto, un mapa de ilustraciones posibles, y yo depuré el texto. El hizo algunas sugerencias al texto y yo algunas a sus bocetos. Después ingresó la editora y su equipo, ella se entusiasmó con el proyecto y su entusiasmo alimentó otra vez el nuestro. Entonces vino una etapa de trabajo intenso de Istvan que eligió para éste como para otros proyectos que tenemos en común algunos rasgos especiales dentro de su estética como son el collage + esos delicados dibujos de línea. Me gusta mucho como queda esa combinación. Conversamos bastante sobre temáticas de los collages: la lucha entre clases, la liberación de las mujeres, la pintura social. Fueron y vinieron ideas, propuestas, revisiones, sugerencias. Después de toda esa abundancia, él se tomó su tiempo de decantación y entonces sí todas las partes revisamos todos y terminó de definirse el libro.

I: La verdad es que durante ese viaje yo me apropié (en la acepción más compulsiva de la palabra) de una serie de textos que ella tenía escritos y que me parecieron maravillosos. Entre ellos estaba Trenes (el primero que salió de esta serie, también en Alfaguara) y El caballo de Chuang Tzu, ahora publicado por Gente Nueva, en La Habana (después de una edición efímera en el año 2004, como libro de distribución gratuita y pocas páginas publicado por el Ministero de Educación de la provincia de Córdoba). La durmiente es, entonces, el tercero de esta “serie estética” como la llamamos, pues así como los textos están escritos en esa línea que Tere describe, quise encontrar también para las ilustraciones una estética que hable de capas de sentidos. Así apareció la mezcla de dibujo de línea con pincel sobre papel vegetal, que permite el traslucirse los recortes y collages pegados debajo. El dibujo refiriendo al texto, el collage armando una trama a partir de fragmentos de fotos y noticias tomadas de viejas revistas, los recortes de cartulina de colores creando un efecto de ensueño y relativizando todo. Creo que vimos el álbum “hecho a cuatro manos”, como decís, cuando apareció ese “texto” de la historia de la mujer, por detrás del texto… y nos dimos cuenta de que el decir y el no decir, el ver y el no ver, era de lo que queríamos hablar, y que en este diálogo por capas tanto de texto como de ilustración, habíamos encontrado una manera elocuente de decirlo.

2) Me da la sensación que este libro en particular tiene todo justificado. La mirada social y la construcción "en sociedad" del relato, de una narración que se sostiene en palabras y en trazos. Me quedé pensando en las capas de Istvan y creo que esas capas de significado son lo que potencia el libro. Me parece muy interesante que se hayan reapropiado de un texto clásico y de una tradición plástica, que hayan encontrado puentes para hacer dialogar ambas tradiciones y que ustedes se hayan parado con opinión crítica en todo esto. ¿Cómo fue el trabajo de recopilación de información?

I: Hay un textito que hice para la gacetilla que anunciaba la salida de Trenes, el libro anterior, que tiene que ver con esto que preguntás. Te lo copio acá.
Desde el Museo Ferroviario, en Retiro, hasta el Obelisco y más, por Corrientes.
Kiosco a kiosco y librería a librería, buscando algo sobre trenes. Es increíble la cantidad de publicaciones que hay sobre autos y motos, pero de trenes ¡nada! Hasta que me topé con dos números de una revista de ferromodelismo...
Tanta caminata respondía al tosudo propósito de hacer un libro paradigmático, un libro verdaderamente pictográfico –mitográfico incluso, si se me permite el pavoneo–, donde el recorte de papel intervenga imágenes y textos del universo del ferrocarril, en auténtico collage que haga estallar lenguajes y sentidos. Con Tere azuzando esa intención y a partir de aquellas dos revistas, empezaron a llover los hallazgos, día a día. La gloria sobrevino cuando cayó de un libro de mi biblioteca la nota periodística sobre el “Orient Express” guardada en el año ’83, esa que está en las páginas 16 y 17 de Trenes, en este punto sentí que tenía todo lo necesario, incluso algo así como una conexión ferroastral que me hizo atornillarme al tablero hasta terminar.
Como cualquiera puede suponer, a diferencia de la escasez de publicaciones sobre trenes, la cantidad de publicaciones sobre mujeres es infinita, o sea que para La durmiente iconográficamente tenía material de sobra, entonces el gran trabajo fue aquí seleccionar qué de toda esa información gráfica era valioso poner en la ilustración, qué era lo que hacía a esta historia de la mujer que queríamos contar.
Y es en este punto en donde volvemos a lo que aglutina el trabajo gráfico de toda esta serie: la mitografía. El discurso que atraviesa el libro busca ser un sistema en donde lo pictográfico simbolice y comunique desde sí mismo, excediendo la letra o el trazo como unidades de sentido y creando un todo que apela al ojo del lector.

3) Istvan ¿cómo llegás a una imagen tan sintética y a la vez llena de significado?

I: Esto está relacionado con lo que te decía arriba y es llamativo que digas “sintético” cuando hay muchísima información ¡y en cada capa! Pero no es casual ni desacertado, porque es cierto que se trata de una síntesis producto de dejarse empapar por el caos de la sobresaturación de datos y dejar que decante para seleccionar aquello que es sea sólo lo imprescindible.
Hay una selección conciente de lo que van a simbolizar cada uno de los materiales elegidos: lo vaporoso del trazo de pincel y tinta sobre papel vegetal me permiten plegarme a la atemporalidad de ese texto que parece levitar, la resolución de la forma a través de apenas dos o tres líneas filigranadas no hacen más que acentuar esa sensación de estar a unos centímetros del suelo. La contundencia de los collages de revistas me lleva a llamar la atención hacia esa historia paralela que se arma atrás; es central también aquí la inclusión de texto en la imagen, algo nada inocente que se diferencia de la otra escritura por obra y gracia de una traición en la que confío que el lector caerá: la sombra del papel de revista recortado y pegado será captado por el ojo como un objeto y sólo después, en una segunda lectura, aparecerá como texto. Los recortes de cartulinas de colores planos y muy contrastantes, por su parte, tienen como molesta función interrumpir el natural recorrido del ojo: la elección de formas abstractas que se entrometen en la lectura de ese fondo cumple la misión de relativizar cualquier tipo de conclusión que pudiéramos sostener nosotros como autores, y obliga a sacar conclusiones propias… o quedarse lleno de preguntas.
En segundo lugar, los intertextos que cada ilustración ofrece están vilmente premeditados: cada obra de arte recreada tiene que ver con algo que el texto y la historia de la mujer plantean directa o indirectamente, pero además con lo que me permito suponer que el imaginario colectivo del lector pensará al recalar en esa página. Así, incurro en asociaciones libres que suenan inusitadamente lógicas: la fascinación que implica un recién nacido y la mujer concebida como Gracia ajena a todo problema, parecen estar tan unidos como “ser completamente feliz” y ser reina de belleza.
Otra cosa valiosa de contar es que todas las ilustraciones de este libro fueran hechas íntegramente dos veces: encontré innumerable iconografía para hablar de la historia de la mujer y, al plantar el diseño en página de la primer versión, la editora tuvo el buen tino de hacerme notar que me había sobrepasado con la profusión de imágenes… era lamentablemente cierto: las ilustraciones funcionaban como cuadros, pero las páginas no tenían suficientes espacios en blanco para que el lector descanse la vista, respire y digiera antes de dar vuelta la página. Como mis originales no tienen nada de digital y todo es papel pegado sobre papel, era imposible despegar sin que se rompan tanto los delicados papeles vegetales como los recortes de revistas. Volví a dibujar todo de nuevo, a revisar de nuevo todas las revistas en busca de nueva iconografía para hacer nuevos dibujos. Fue muy importante la paciencia de la editorial, fundada en el convencimiento de que el libro necesita tiempos de maduración que muchas veces van a contramano de los tiempos editoriales. Un concepto de edición muy sano, más de otros momentos de la historia del libro que de éste, acuciado por la compulsión del mercado hacia la novedad.

4) Cómo imaginan la recepción de este libro?

MT: El libro anda muy bien, mucho mejor de lo que yo, por lo menos, hubiera imaginado. La verdad, es un libro cuya circulación me sorprende. Creo que Istvansch se sentía más seguro y más optimista, pero yo primero pensé: ¿ a qué editor va a interesarle un libro así? Después, cuando MFernanda Maquieira lo eligió entre otros que le habíamos ofrecido, fue una sorpresa. También que el equipo de producción se entusiasmara así, como se entusiasmó. Más tarde, por razones diversas ajenas al libro mismo, la edición se demoró un par de años y terminó –de un modo totalmente azaroso- por salir en el bicentenario, en un momento más que propicio, por las circunstancias históricas y por el contexto social, que predispuso a una lectura que yo por lo menos no había tenido en cuenta. Lo cierto es que no sólo circula bien por librerías, como yo había imaginado, sino que ha sido muy bien recibido por docentes y escuelas. En fin, que un libro depara sorpresas y que su circulación tiene, por fortuna, ciertas zonas que sus hacedores –autores, editores, vendedores- no controlamos.

I: La recepción está siendo excelente. Muchos lectores nos lo han loado –palabra pomposa pero ¡tan a tono con el tema principesco!–, mostrando haber hecho lecturas muy sesudas. Una marca de la fascinación que les produce es el reclamar un formato mayor. ¡Muy buen ojo! justamente esto tiene que ver con otra curiosidad más de la historia de la gestación del libro: la idea original de la editorial era sacarlo como un “Especial de Alfaguara” (con Los agujeros negros, de Yolanda Reyes y Daniel Rabanal), o sea que el formato sería de 21 x 27 cm. con solapas y sin marcas de edad sugerida. En esto de los tiempos que se estiraron al hacerlo dos veces, no sé que crisis de España, Europa o el cosmos, impidió que salieran nuevos “especiales” y pasó al formato pequeño… Con todo esto lo que quiero decir es que fijate qué interesante la profundidad de esas lecturas que hasta relacionan los lenguajes de la imagen y el texto con el soporte…
Otra cosa que llama mucho la atención es el abordaje de la política en un libro para chicos, un tema muy poco frecuentado en este género (al menos con esta naturalidad y amplitud, sin bajadas de línea) y del que nosotros no nos dimos cuenta hasta el momento en que nos lo empezaron a ponderar.
Por último, creo que es un libro que va a hacer un largo camino, no es un libro “para hacer fondo editorial”, no es efímero. Es uno de esos libros con los que todas las partes se han comprometido, incluso la editorial, dándonos ese tácito reaseguro de acompañamiento para todo el camino que el libro necesite recorrer.

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